Víbora de cabeza de lanza dorada
La Bothrops insularis, una de las serpientes más mortales del planeta, es el caso más ilustrativo del proceso de evolución que se dio en la isla de Queimada Grande.
La serpiente cabeza de lanza dorada o Bothrops insularis pertenece a la familia Viperidae y es una especie endémica de Queimada Grande, que no habita en ningún otro lugar más que en esta isla.
Tanto su color amarillento como su cabeza triangular son características propias de su género (Bothrops), no obstante, debido a las diferencias de su proceso evolutivo con respecto a las serpientes continentales, esta especie presenta algunas particularidades que no se ven en otros de sus parientes cercanos.
La Bothrops insularis se convirtió en una gran trepadora de árboles, lo que le posibilitaba el acceso a las aves migratorias y a sus nidos. Asimismo, esta especie desarrolló una cola más larga (está víbora tiene unos 70 cm) que, en principio, le ayudaría a maniobrar durante el ascenso.
De forma paralela, estas serpientes adquirieron la habilidad de mimetizarse con la vegetación de la isla, potenció sus hábitos diurnos e incrementó la potencia de su veneno. Y por si fuera poco, a diferencia de otras serpientes que muerden a su presa y luego la liberan para seguirla, esta serpiente mantiene a su presa sujeta con su boca después de haberla mordido, en lo que espera a que actúe el veneno. Para el ave, huir nunca fue tan difícil.
Los efectos de su veneno incluyen en humanos un fuerte dolor, náuseas, vómitos, ampollas de sangre, hemorragias internas (en intestino, cerebro, etc.), sangre en vómito y orina, necrosis y problemas renales. Se estima que es la serpiente con el veneno que más rápido mata de su género y que su letalidad ronda el 93%
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